Durante décadas, ha existido un creciente escepticismo en torno a la reserva de oro de Fort Knox, uno de los símbolos más poderosos de la riqueza estadounidense. Sin embargo, expertos como Jim Rickards han cuestionado la transparencia del gobierno respecto a si ese oro aún está físicamente allí… ¿o ha sido usado en operaciones de leasing de oro?
Esta práctica permite a bancos centrales «prestar» oro físico a entidades financieras, quienes lo venden en el mercado y obtienen dólares a cambio. Aunque esto puede generar ingresos, también implica que el oro físico abandona las bóvedas… y quizá nunca regrese. Lo preocupante es que estas operaciones no siempre se registran de forma clara. ¿Podría ser que el famoso oro de Fort Knox no exista más en su totalidad?
Esta falta de auditorías independientes ha encendido las alarmas. Numerosos expertos, incluidos analistas de Bloomberg y Investopedia, han subrayado la necesidad urgente de conocer el estado real de las reservas. La confianza en el dólar podría verse afectada si este «colchón dorado» es en realidad una ilusión contable.
Pero en este contexto surge una alternativa: las criptomonedas. Bitcoin y otras monedas digitales han ganado terreno como refugios de valor descentralizados, precisamente porque no dependen de gobiernos ni bancos centrales. Muchos inversores ya están moviendo parte de su capital a criptoactivos, buscando protegerse de la posible devaluación del dólar o de un colapso de confianza en el sistema financiero tradicional.
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